Piensa en un traje sastre azul marino, una camisa blanca y ¡una gran sonrisa! Todo esto acompañado por par de tenis blancos que; a pesar de que estos están a punto de salir (moda) ella los porta como si fuera el hito del momento, pero, esto no es lo importante en la imagen de Kamala; lo relevante es la maestría con que viste sus discursos, con tonos altos cuando requiere dar énfasis, ladeando su cabeza al escuchar, permitiendo que su cabello lacio y bien peinado al hombro no distraigan las cifras; mirando hacia arriba cuando habla del futuro, porque en su cerebro hace el ejercicio mental de analizar sus próximas acciones.
Exacto, una imagen ideal se forma de tu lenguaje no verbal, tu cabello y, ¡claro! El guardarropa adecuado. Harris genera seguridad y confianza en sus mensajes gracias a la autenticidad de sus movimientos personales, que se dan por sentirse cómoda en el fit de sus trajes en un tono sólido, adecuado y, por supuesto, con esa gran sonrisa que la caracteriza y aunque repita su traje azul (totalmente válido) su imagen nunca compite con su mensaje, ella es generosa con este, por lo tanto, Kamala no es como la pinta, sin duda es mejor.